miércoles, 28 de marzo de 2007

zacatecas (22/24-marzo-2007)

para cuando llegué a zacatecas ya había recorrido cerca de 4.000 km, en un mes. para mí esta ciudad representaba una especie de victoria: aguantar un mes en un país con tan mala fama como méxico. en este mes me han pasado todas las cosas buenas que podría haber esperado del viaje y ninguna mala, lo cual para mí significa todo un logro con el que espero que mucha gente elimine de su cabeza la idea de este país como lo más jodido del mundo, aunque siga habiendo ejecuciones, asesinatos, secuestros y decomisaciones masivas de cantidades ingentes de drogaínas.
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el nombre de zacatecas vien del náhuatl sacalt-co: lugar donde abunda el zacate. la ciudad nació con el descubrimiento de importantes vetas de plata en el cerro de la bufa, y sirvió como punta de lanza para la exploración y conquista del centro y norte de méxico. tales fueron las riquezas obtenidas de sus minas que felipe ii la nombró ciudad muy noble y leal. en 1993 fue declarada patrimonio cultural de la humanidad.
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el viaje hasta zacatecas duró doce horas para atravesar cerca de 900 km. me hospedé en un albergue céntrico desde cuya terraza se podía contemplar una buena vista de la catedral, inmejorable cuando llegaba la noche. en este albergue conocí a un suizo llamado alexander, de 30 años, que trabaja como ayudante en el taller de un escultor, habiendo viajado ya por unos 30 países. con él cené los días que estuve allí y salimos a un antro (el cactus) donde te dejan jugar tantas partidas de billar como quieras con tan solo presentar tu credencial o pasaporte. era tan extrovertido (y estaba tan caliente) que hablaba con la primera chica bonita que se le ponía a tiro.
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mi primera impresión acerca del centro de zacatecas era que me encontraba en algún lugar del sur de españa, pues es población de calles y callejuelas empinadas y estrechas y casas blancas de ventanas enrejadas. lo que queda fuera del centro pertenece al demente mundo de las ciudades mexicanas. aparte de visitar y perderme por la ciudad fui a la mina el edén, en el cerro del grillo, donde te explican las condiciones inhumanas en las que tenían que trabajar los indios para sacar la plata. la leyenda negra de los españoles es muchas veces pura invención o exageración de los hechos históricos en pos del patriotismo mexicano, pero cuando se conoce que los indios mineros debían ascender 500 m. por cuerdas y escaleras precarias con 40 o 50 kg. de piedra a las espaldas, desaparecen las ganas de intentar justificar la presencia española en estas tierras.

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