el viernes, para saber cómo eran las cosas y orientarme un poco (es decir, para no ir tan pendejo), visité tecún-umán, en guatemala. tecún-umán está en la otra orilla del río suchiate y se puede llegar cruzando el puente internacional. otra vía son las balsas hechas con cámaras de neumáticos y tablas que llevan gente y mercancía de una orilla a otra, de un país a otro. oficialmente este tránsito está regulado: tres soldados vigilan y custodian, pero la vox populi es que por ahí se cuela de todo y las mercancías no pagan ningún tipo de impuesto.
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en tecún-umán estuve lo justo para localizar la central camionera y darme cuenta de que el desmadre en los transportes iba a ser allí más grande que en méxico: al hecho de que los autobuses hagan la ruta como dios les de a entender se une que cada compañía de transportes tiene su propia sede: no hay nada centralizado. me veo más perdido que un burro en un aparcamiento o tirando de taxi, lo cual no me gusta mucho, pues prefiero caminar para conocer mejor la ciudad. y gastar menos. ya les contaré.
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de regreso a ciudad hidalgo, pasé sin problemas el control de pasaporte. e iba tranquilo hacia la salida, cuando el retén militar que estaba allí me dio el alto. eran tres: dos sentados en una mesa y otro recostado sobre los asientos del hummer. les entregué el pasaporte y el papel de turista: los revisaron con más curiosidad que diligencia, y se centraron a toda madre en la mochila. el que está al mando habla deliberadamente bajo, no le entiendo bien y tiene que repetir la pregunta.
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me hicieron un registro a fondo, me revisaron hasta la madre, como dicen aquí. fueron tan exhaustivos que ni siquiera las cartas y postales se libraron, las leyeron todas: una carta que me escribió mi madre ("¿quién te la ha mandado?", preguntan), otra que le escribí a alba, las postales ("¿para quién son?", "¿por qué tienes a este güey?, ¿eres zapatista?, "¿para quién es?", inquieren cuando ven una postal del subcomandante marcos). lo mejor vino cuando sacaron la carta que me escribió elsa y vieron la foto que la acompañaba: carnavales, yo vestido de mujer con ella. la ve uno, se sonríe y se la enseña al otro, también sonríe. yo también sonrío y veo que son un par de hijoputas de mucho cuidao. seguro que se piensan que soy puñal.
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revisan la mochila y todo su contenido: la cámara de fotos y su funda, el celular y su directorio (sí, se ponen a cacharrear con el aparato), y un paquete en el que llevo dos pipas de piedra compradas en palenque. el que parece al mando abrió la bolsa y rompió la envoltura, cuando ve el contenido me pregunta si fumo, y para qué quiero esas madres. huele a conciencia la cazoleta, con forma de calavera. le digo que no son para mí, que son regalos y que debido a lo bonitas que son, son para decorar no para fumar." sí, ¿pero a que tú fumas esas chingaderas?" le digo que en españa sí, pero que aquí no, para evitar problemas. "enséname la mano". lo hago y él queda satisfecho: tiembla. "¿por qué tás nervios0?", me pregunta. "no sé", respondo, "es la primera ves que me hasen un control militar".
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de nuevo revisan todo. se dividen el trabajo: uno me desmadra los papeles y el otro revisa la mochila, haciendo lo que antes hizo el otro. "¿no traes nada más?". les doy la cartera, que llevaba dentro de los calzones. la revisan, encuentran la tarjeta de crédito y preguntan: "esto es pa sacar dinero, ¿no?" son inteligentes, muy agudos estos soldados. "¿a dónde vas?". "voy a siudad hidalgo", respondo. "ya estás en hidalgo". encima son cachondos, de humor fino estos cabrones. "enséñame la mano", me dice de nuevo. sigue temblando. "¿qué traes?, ¿qué tienes?" "nada." "es que tás mu nervioso. ¿qué traes?" está convencido de que llevo algo que todavía él no ha podido encontrar. "ponte aquí" y me cachea. nada. "no trae nada", reconoce, "pero tá mu nervioso. a ver qué hasemos." "¿todo está bien?", pregunto. "es que tas mu nervioso, a ver qué hasemos contigo. ¿en serio no traes nada? ". me habla mirándome a los ojos, me podrá temblar la mano pero la mirada puedo sostenérsela.
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"recoge tus papeles, la cartera, no digas luego que te hemos robado." "¿puedo irme ya? ¿está todo bien?" "espera a ver qué hasemos contigo". espero y me miro pensando que estos cabrones pueden ser capaces de desnudarme, pero en el fondo estoy tranquilo, yo sé que estoy limpio. entonces se levanta el que estaba acostado y bebe agua. tengo la boca seca, les pediría con todo gusto un trago, para la espera, pero pensarían que estoy más nervioso e irían a chingarme a fondo. les miro con cara de ¿y ahora qué?, ¿qué pedo?. no se les ocurre nada, nada dicen. tengo la impresión de que quieren lana, una mordida. pero no les voy a dar ni un "cagao", antes que me encueren. al final uno me acerca la mochila, no muy convencido, parece que se ha rendido. "¿está todo bien?" "sí, sí", responde el otro lacónico, también se ha rendido. ahora es mi turno, me toca atacar, y en honor de mi gran amigo ismael les pido todos sus datos. jajajajajaja. es broma. les hago algunas preguntas sobre el cruce sobre las balsas y me voy.
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¿es este el ejército mexicano? soy español, extranjero, turista, ¿qué no le harán al mexicanito, al cacahuate de a pie? ¿como pudo ser posible esa intromisión en mi intimidad? ¿cómo pueden creerse con ese derecho, que todo les está permitido? lo cierto es que el ejército mexicano tiene una excesiva presencia en la vida del país con el pretexto de la lucha contra el narco. la onu ya emitió una resolución en la que recomienda al gobierno mexicano limitar esa presencia, al igual que el resto de países occidentales. si el ejército tiene funciones de policía pero carácter militar, ¿qué clase de abusos no habrá cometido? ahora en méxico hay un escándalo: se acusa a varios soldados de violar a una anciana indígena. suena demoledor. la familia y la supuesta víctima aseguran haber sido víctimas de ese abuso; un examen dice lo contrario. también es acusado de presionar y desalojar a familias campesinas indígenas para la construcción de sus bases. ¡¡a la verga todos los ejércitos y militares del mundo!!
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cuando llego al centro de ciudad hidalgo, me siento en un puesto de la calle y pido una torta y un refresco. cada vez que agarro la torta la mano sigue temblando.